domingo, 16 de marzo de 2008

EL VIENTO



No entiendo por qué es tan difícil vivir juntos, por qué cada vez que me acerco siento que te alejas, por qué cada vez que perdono en vez de venir de lleno a mi, te tiras cada vez mas hacia atrás.

Es que no logro entenderlo, por mas que lo intento, y juro que lo hago, por qué no hay un esfuerzo desde tu interior para hacerme querer estar cada vez mas cerca de ti.

No logro discernir tus intenciones, son muy confusas, ya no puedo pensar en nada, porque solo un pestañear tuyo, y todo se viene abajo como un castillo de naipes...

Quisiera poder seguir adelante y decirte a vos y al mundo, y gritarlo a los cuatro vientos, lo feliz que soy a tu lado, pero no se qué es lo que te traes entre manos, me siento desorientada por momentos, como si nada pudiera verse claramente aunque el sol brille con todo su afán, por la intensa y densa niebla.

A veces creo que todo puede comenzar a florecer, pero luego que vuelvo a depositar mi confianza allí, todo comienza a desvanecerse; y siempre es una cadena, una rosca, y yo no quiero andar y vagar y deambular en círculos, quiero vivir hacia delante, quiero avanzar hacia arriba, quiero crecer, quiero mejorar.

No puedo vivir dentro de un charco, necesito navegar por el mar; aunque no sepa qué vendrá, quiero sentir el viento en mi rostro refrescando mis sueños cada mañana al abrir mis ojos, luego de una noche oscura.

Necesito ver el sol brotar entre el horizonte, para prepararme para cuando las tinieblas regresen.

Necesito poder volar, sin miedo a chocarme, sin temor a que alguien me frene, sin sentir la desolación que viene luego del fracaso, sino poder experimentar las sensaciones que trae el haberlo siquiera intentado, sin importar el resultado.

Cuánta falta me hace ver quien soy en los ojos de quien está a mi lado, por su aprobación reflejada en la dulzura de su mirada, no por las palabras, sino por los gestos de amor, de ternura. Esos mantos que solo los amantes de la verdad, de lo ingenuo y tierno del amor pueden entender, pueden expresar, pueden entregar y envolver al corazón de su amado.

Cuán necesario me es el poder vivir esa sensación del vuelo del ave, cuando se está quieta con sus alas desplegadas, como aguardando lo que vendrá, pero a la vez, soñando y sintiendo la frescura, la delicia de sentir que alguien, que ella no puede ver, pero que está, la sostiene, y a su ritmo puede planear, y dejarse llevar sin miedo a caer, porque el viento que más que viento es sabio, él sabe hacia donde llevará a su protegida, y aunque no lo supiera, él conoce que ella lo ama, lo disfruta, y cierra los ojos, sin miedo a nada, solo porque él la sostiene.

Qué falta de honradez y de ternura, ese amor que no sabe expresarle a su protegida la importancia de tenerla entre sus brazos.

Qué ingrato el amante que no mira, que no ve, que no escucha, que no siente, que no se permite entregarse, que no se permite cerrar los ojos y dejar que el destino, que el viento, que el amor, lo levante y lo ayude a planear , aún, en medio de la tempestad.

¿Qué testigo del amor puede decir te amo, cuando sus labios y su cuerpo no dicen lo mismo?. Solo los que disfrutan del verdadero amor pueden hacer realidad la armonía de los dichos con los hechos.

Solo con armonía se puede decir, realmente te amo, y hacer que ese corazón, que ese amor se sienta protegido, resguardado, cuidado; pero lo que es más importante, amado.

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